“Ve, que una sola voluntad nos una: tú, mi maestro, mi señor, mi guía.”
Infierno II, 139-140
Dante es un poeta complejo que va más allá de la poesía. Su cadencia simbólica y su expresión en capas de entendimiento nos adentra en un mundo de sigilo hermético y simbolismo que manifiestan, dadas las circunstancias que le rodeaban, un conocimiento muy detallado de la naturaleza humana, tanto en su vertiente de una personalidad egoica, como la transformación, a través de las pruebas de la vida, en un Ser humano totalmente nuevo que es aceptado en los planos más elevados del Espíritu divino.
Dante representa la unión de un conocimiento profundo. Concentrado en la Edad Media en las corrientes gnósticas de los Cátaros y la confirmada capacidad de los Templarios que demostraron conocer un saber ancestral y aplicarlo de forma eficiente para elevar las sociedades del momento. Este detalle, inadvertido para los historiadores, hacen de la figura de Dante el eslabón clave para entender dónde se encuentra la chispa que prendería en Europa y que dio lugar al Renacimiento.
El punto más destacado y “dantesco” de su obra, se sitúa en el Infierno, el lugar dramático y doloroso donde se agrupan todos los pecados y los arquetipos humanos que, tan gráficamente, plasmó Alberto Durero en sus dibujos. Es curioso destacar que, desde la descripción de Dante, la Iglesia adopta ese infierno como la mejor representación del dogma para infligir el miedo. Las figuras de su amada Beatriz y Virgilio, el poeta romano admirado, son claves para acompañar a Dante en su recorrido por el infierno, que, como un reportero nos contará, con el máximo de los detalles, los sufrimientos que allí experimentan los seres humanos que deben expiar sus “pecados”. ¿Está el infierno en algún lugar del más allá?
«Se expresan los elementos que conforman al Ser Humano Nuevo que renace, como el Ave Fénix, de las cenizas de su antigua naturaleza en el más puro arte alquímico.»
Cuando se estudia a Dante, se puede deducir que el infierno es un estado del ser humano. La personalidad de esta naturaleza, está sujeta a un ego que no puede liberarse de los instintos, a no ser que comience un camino consciente de redención (Purgatorio), ese ego atrapa al ser humano de toda condición, por más que quiera disfrazar los impulsos con una moralidad aparente. La hipocresía desmedida que se ha establecido en la sociedad, hace vivir la vida con una dosis de anestesia que impide un despertar consciente para coger las riendas de un cambio fundamental.
Los siete pecados capitales, considerados el eje de la maldad humana, los llevamos impresos en mayor o menor medida en cada uno de nosotros, ya que emanan del impulso egocéntrico de la naturaleza humana. De mayor a menor, Dante describe los escalones del Purgatorio para acceder al Paraíso; Soberbia, envidia, ira, pereza, avaricia, gula y lujuria, impulsos que nos atan a la materia con el auto engaño que la podemos controlar, pero en la que somos meros títeres o pobres diablos encerrados en una rueda sin fin.
Pero a pesar de todo el espectáculo de sufrimiento y dolor, Dante es testigo de la esperanza representada en Beatriz, el amor que emana del alma purificada, pero ella no puede bajar a guiarlo al infierno y para ello envía a Virgilio, que con extremada agudeza lo guía hasta convertirse en su maestro en los valles del dolor.
En las obras de Dante La Vita Nuova y la Divina Comedia se expresan los elementos que conforman al Ser Humano Nuevo que renace, como el Ave Fénix, de las cenizas de su antigua naturaleza en el más puro arte alquímico.
Se abre aquí una puerta para comprender que la Rosacruz clásica es posible que no fuera el fruto de un grupo concreto del siglo XVII, sino de una larga tradición pura que tuvo que ocultarse para pervivir, pero que renació con fuerza bajo el impulso protector del Renacimiento.
«Dante exhorta al lector a buscar: la doctrina que se encierra de mi velado verso en el arcano…»
La Fede Santa o Fieles de Amor, fue un movimiento espiritual y secreto al que perteneció e incluso pudo dirigir Dante. Movimiento muy vinculado a la Minne de los Cátaros y a la visión sinárquica de los Templarios, que querían unificar Europa con un gobierno soberano del conocimiento, como apunta en su obra La Monarquía.
En aquel entonces se desarrolló un código poético que partía del amor cortés y los trovadores, que cantaban sus versos en clave, a la Dama que representaba la esencia del amor en el corazón del ser humano. Trovar significa en occitano encontrar, pero solo es posible con las claves adecuadas, como ocurre en la Divina Comedia, que tiene cuatro tipos en la escala de interpretación, como apunta magistralmente el trabajo de Edy Minguzzi en el enigma fuerte.
El código oculto de la Divina Comedia (Editorial Alta Fulla, Barcelona 1998). Su exégesis nos presenta una Divina Comedia plagada de elementos simbólicos, astrológicos, mitológicos y, sobre todo, herméticos y alquímicos. Dante exhorta al lector a buscar: “la doctrina que se encierra de mi velado verso en el arcano…”
El infierno corresponde a la Obra al Negro (Solve et Coagula) con el encuentro de la Piedra-Lucifer, es la catarsis que disuelve los cuerpos creando el compost hermético para un nuevo nacimiento. Todo se referencia con la aparición de una estrella y el comienzo de la Obra al Blanco que representa la victoria sobre la muerte, purificando y separando la materia de la escoria por una nueva conciencia. En esta fase del Purgatorio se producen las Bodas Alquímicas. En la Obra al Rojo Dante, conservando su cuerpo físico, se Transfigura y deifica, es decir, se hace partícipe de su esencia tras superar como iniciado en los misterios los siete cielos planetarios: Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter y Saturno. Es la culminación del Paraíso y la contemplación de la Rosa y del Espíritu.
El movimiento Dolce Stil Novo, representa una concepción del ser humano y del mundo completamente distinta a la habitual y banal. Se rige por principios de valores del alma y centra su trabajo en las capacidades espirituales del ser humano, que, por su inmersión en la materia, ha olvidado.
«La comprensión del desarrollo espiritual humano está presente en muchos textos y enseñanzas, pero pasan desapercibidos a no ser que un impulso nacido del fuego del anhelo nos lleve a comprender el verdadero significado.»
El valor oculto de sus mensajes se vinculaba a una frase pitagórica recuperada por Francesco Barberino: “No todo puede ser revelado a todos.”
En este sentido, es muy interesante poder descubrir, tal y como menciona Dante, que determinadas palabras tienen fonética suave; amor, mujer, anhelo, virtud, dar, gozo, salud, seguridad, defensa.
Si prestamos atención y dividimos en grupos de tres, corresponderían a distintos momentos de la vida espiritual de los adeptos: “mujer” es el candidato que es tocado en su elemento alma del corazón, “amor” es el grupo que se mantiene cohesionado sin fisuras y “anhelo” la fase inicial del aprendizaje. En el segundo núcleo está la “virtud”, “dar” y “gozo”, que configuran la condición de vida de los miembros de la Fede Santa, caracterizada por un comportamiento virtuoso y valeroso en la vida, en entrega y servicio a los demás, y la alegría derivada de dicha forma de vida. La tercera etapa es la inteligencia de mantener la semilla sana, “salud” y protegida del mundo hostil exterior: “seguridad” y “defensa”.
Los hermanos y hermanas de la Fede Santa, eran denominados Frater Templarius y sus dignatarios llevaban el título de Kadosch, que significa santo o consagrado y que aún se conserva hoy en día en los grados elevados de la masonería.
Para entender el trabajo secreto, podemos leer el propio comentario de Dante que en su primera Canzone expresa:
“Oh hombres que no podéis ver el sentido de esta Canzone, no la rechacéis por ello; prestad atención, más bien, a su belleza, que es grande, sea por la construcción, que concierne a los gramáticos; sea por el orden del discurso, que concierne a los retóricos; sea por el número de sus partes, que concierne a los músicos.”
Dante tiende a demostrar que la iniciación solo es posible mediante el Amor, y en eso entronca con su contacto directo con la Minne y el sentido profundo de la espiritualidad cátara. Beatriz es el eje en toda su vida y su obra. Según la vida terrenal, que descubre con 9 años y según la inspiración que le produce y acompaña, protegiéndolo en su viaje, pues es ella la que pide a Virgilio que guíe y anime, mediante el arte de la palabra, a un Dante decaído que no se ve capaz de emprender ese viaje, en el que Beatriz se convierte en su guía final dentro del Paraíso donde lo acoge y le permite culminar con éxito todo el recorrido.
Como dice en su Vita Nuova, ese fuego revelador, ese primer móvil, fue el Amor, pero un Amor de una especie nueva, desconocido por la antigüedad y aun por el propio cristianismo.
Dante dice:
“Nueve veces desde la hora de mi nacimiento, la luz del cielo había llevado a cabo su revolución, cuando la gloriosa dama de mis pensamientos apareció por primera vez ante mis ojos. En ese momento, el Espíritu de Vida que se oculta en la cámara más arcana de mi corazón echó a temblar violentamente, el miedo estremeció todos mis sentidos y la voz desfalleciente pronunció estas palabras: He aquí al dios que me dominará porque es más fuerte que yo. A partir de ese momento el Amor adquirió sobre mí un imperio tan absoluto que me vi constreñido a obedecer todos sus mandatos.”
La comprensión del desarrollo espiritual humano está presente en muchos textos y enseñanzas, pero pasan desapercibidos a no ser que un impulso nacido del fuego del anhelo nos lleve a comprender el verdadero significado y nos acerque a la “Fuente” de donde mana el Conocimiento (Gnosis) para desvelar los misterios que nos lleven a la esencia de nuestro Ser esencial. Cuando esto sucede, como dice Dante: “Incipit vita nuova” (Aquí comienza una vida nueva).