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Escrito por: 6:24 pm Artículos

Jesús Zatón y la Geometría Sagrada

En esta entrevista cercana e interesante, Diana Orrego (Arquitecta), se acerca a la Geometría Sagra…

En esta entrevista cercana e interesante, Diana Orrego (Arquitecta), se acerca a la Geometría Sagrada de la mano de Jesús Zatón, a colación del último libro presentado por el autor: La Proporción Armoniosa.

¿Tiene el ser humano un ideal de proporción? Si es así, ¿cuál sería esa proporción?

Desde la primera obra arquitectónica, el templo ubicado en el sureste de Turquia Göbkli Tepe de 11.000 años de antigüedad hasta hoy, lo sagrado parece ser intrínseco a la arquitectura. 

Decía Louis Kahn: “colocar una piedra en el desierto ya implica un acto de arquitectura, una transformación con un fin determinado”. Esa búsqueda constante por conectar con lo divino se manifiesta y se ha manifestado desde siempre en el ser humano de múltiples maneras, a través de formas, símbolos, escritos, cantos, etc. 

 

Jesús, en tu libro La proporción armoniosa, hablas de la Arquitectura Sagrada como del paso de una realidad centrada en la materia a una realidad trascendente.

El Templo de Luxor es un ejemplo muy claro de diálogo de lo humano con lo divino, esa idea de la cabeza, el corazón y la manifestación de la vida, lo dinámico que se expresa en las manos y los pies, es decir, tres templos en el hombre, cabeza, corazón y vida.

 

¿Siguen siendo estos tres templos, la clave del desarrollo espiritual actual?

Las Arquitecturas Sagradas no solo son espacios concebidos para adorar a los dioses, sino, antes que nada, espacios de transformación, concebidos para alcanzar una mayor consciencia.  Por tanto, de alguna manera tenían que estar vinculados con el cosmos y el macrocosmos, y también con el microcosmos, el ser humano. Dado que el ser humano tiene tres focos básicos de consciencia relacionados con el corazón (el punto de encuentro con lo trascendente, con el aspecto femenino de su dios interior), el sacro (el almacén de todo su presente y pasado), y la cabeza (el foco de encuentro con el aspecto masculino del Espíritu humano o, si se prefiere, con lo que las religiones suelen llamar Espíritu Santo), es evidente que estos tres aspectos del ser humano son absolutamente relevantes en el proceso espiritual actual. También es evidente que la Arquitectura Sagrada debe tenerlos muy presentes.

 

«Los vitrales propiciaban ciertos estados anímicos y los rosetones pueden verse como verdaderos mándalas que actuaban sobre el cuerpo etérico.»

¿Qué puede aportar tu libro a un buscador espiritual hoy?

Me conformaría con que mi libro sirviera para que los lectores tomen consciencia de tres aspectos, a mi modo relevantes:

 

  1. Hay una larga cadena de constructores vinculados a las llamadas Escuelas de Misterios que desde la más remota antigüedad han expresado sus concepciones cosmológicas, cosmogónicas e iniciáticas a través de la arquitectura.
  2. Los espacios sagrados fueron concebidos como focos de enlace con las fuerzas macrocósmicas y las fuerzas telúricas terrestres.
  3. Los espacios sagrados eran lugares que facilitaban el proceso de iniciación, utilizando elementos como la geometría, el símbolo, diversas claves herméticas, el ritual…

En tu obra dices que es casi una deuda histórica el rescatar las claves herméticas de la Arquitectura Sagrada, desde la prehistoria hasta el renacimiento. 

¿Qué impacto tendría si se aplicase esa perspectiva, en la arquitectura como en el urbanismo, sobre el bienestar de la humanidad y la naturaleza?

En cierta medida, el arte en general y, por tanto, también la arquitectura, no solo se ha desvinculado de lo sagrado, sino también del propio ser humano y de la naturaleza. El resultado, en muchos casos, es una arquitectura “enferma”, que no solo no atiende a las fuerzas que rigen al propio planeta, sino una arquitectura que no atiende a principios básicos como la belleza o la armonía.

Escribe Rudolf Steiner en su cuaderno del año 1918: «Se rompe la conexión con el espíritu si no se conserva mediante la belleza. La belleza conecta el Yo con el cuerpo». Deja entrever con ello que el arte es una de las claves tanto para el progreso de la sociedad como el progreso espiritual del ser humano. En definitiva, lo que Steiner propone es una arquitectura vinculada al desarrollo espiritual del ser humano y esa es, sin duda, la clave principal de la Arquitectura Sagrada.

 

John Hagelin, Doctor en física de la Universidad de Harvard, líder del movimiento de meditación trascendental, en su estudio “The Power of the Collective” (el poder de la colectividad) expone el efecto positivo que se genera con la meditación consciente grupal en una sociedad comprobando que disminuye notablemente el estrés de los ciudadanos y esto se ve reflejado en la disminución de los índices de criminalidad.  Un proyecto en Washington en 1993 dio como resultado que el tener un grupo de 4000 personas meditando conscientemente produce una reducción del 48% de los delitos violentos en el distrito de Columbia.

 

Este efecto de armonía y paz que emana del ser humano hacia su entorno, ¿es similar al que se genera al interior de un templo?

La Arquitectura Sagrada ha utilizado diversos recursos para propiciar la introspección, meditación, etc. Un ejemplo muy evidente es el empleo de la luz matizada a través de los vitrales y rosetones de las catedrales. En concreto, los vitrales propiciaban ciertos estados anímicos y los rosetones pueden verse como verdaderos mándalas que actuaban (y actúan) sobre el cuerpo etérico (positiva o negativamente, según el caso).

 

Esto puede significar qué un trabajo hecho conscientemente por una comunidad desde un espacio sagrado puede producir efectos muy positivos para el entorno, ¿no?

Cuando nos confrontamos con un templo egipcio, griego, o accedemos a una iglesia románica o a una catedral, además de percibir la belleza de sus estructuras, nos percatamos de inmediato de que sus formas influyen en nuestro estado de ánimo. En realidad, podríamos decir que algo en tales construcciones altera el campo vibratorio creando un espacio interior que propicia el bienestar, el recogimiento, la introspección y el disfrute de la belleza. El problema es que, no es infrecuente que en tales recintos se celebren rituales religiosos vinculados al dogma antes que a la liberación del ser humano. Ahora bien, cuando estos espacios son cuidados y utilizados de la forma correcta, sin duda se convierten en espacios muy positivos para la comunidad.
 
«El arte no es sino una de las manifestaciones  prácticas del nivel de consciencia del artista.»

 

Está muy extendida en este momento la postura de que Dios está en todas partes y que, por tanto, podemos conectar con Él cuándo sea y donde sea, además que ya no es necesario el trabajo en grupo, ni un espacio para generar un campo propicio para la conexión con lo trascendente. Sin embargo, todos los ejemplos, desde las construcciones más antiguas, las comunidades espirituales, etc., nos muestran que es gracias al grupo que se hace posible la materialización de un proyecto, bien sea en formas, símbolos, escritos, etc. 
 
¿Qué opinas al respecto?¿Solo a través de una comunidad, de unirnos en un mismo objetivo, es posible hacer un cambio?
Soy de la opinión de que, en efecto, es posible conectar con “lo trascendente”, en cualquier parte y en todo momento. Ahora bien, tal posibilidad queda restringida a quienes han alcanzado un nivel muy alto de consciencia. Y tales seres son muy escasos.  Para el común de los mortales, y, por tanto, para quienes nos encontramos todavía en las diversas fases del proceso de construcción del hombre interior, disponer de un espacio sagrado (un templo), donde llevar a cabo el trabajo espiritual es absolutamente imprescindible. Podríamos decir que, por el trabajo en unidad de grupo, el templo se convierte en un campo eónico, un campo mórfico, un campo magnético o campo de fuerza que, si todo va bien, permite la vinculación con campos mórficos muy elevados presentes en regiones o planos muy superiores al plano material. Cuando tal proceso se lleva a cabo, el templo se convierte en un verdadero campo de vida que alimenta etéricamente a los participantes y que, incluso, puede llegar a rodear a modo de un manto vibratorio, curativo y regenerador a toda la humanidad.
 
Por último, ¿qué utilidad práctica tiene lo que hacemos día a día para la vida espiritual, en tu caso, el arte?
El arte no es sino una de las manifestaciones prácticas del nivel de consciencia del artista. El ser humano, en concordancia con el planeta tierra, dispone de siete cuerpos o envolturas. Hay acciones que actúan de forma muy clara sobre el cuerpo físico, otras sobre el cuerpo etérico, otras sobre el cuerpo astral/emocional y otras sobre el mental.
Basta recordar que ciertas músicas, incitan a la melancolía, hacen llorar o exaltan los sentimientos patrióticos y que ciertos libros pueden ayudar a desarrollar el pensamiento o anularlo. Pero el arte puede incidir más allá del pensamiento concreto y actuar sobre el pensamiento abstracto (el nivel del alma humana) e incluso del cuerpo budhico (el nivel del alma-espíritu). Por supuesto, para que el arte puede alcanzar resonancia en los vehículos más elevados del ser humano, el artista tiene que desarrollar la estructura espiritual de su propio ser. Cuando se da el caso, el arte es una herramienta más a su disposición, y muy bella y accesible para la gran masa, por cierto. En ello estoy. 

1 Jesús Zatón, La proporción armoniosa, ediciones La esfera de los libros, Madrid, 2023.

A continuación el vídeo de la presentación del libro de Jesús Zatón, acompañado de Diana Orrego.

 

 

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